Una mujer iraní de 28 años, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias, ha abandonado el Islam para seguir a Cristo. Se convirtió en cristiana hace dos años y ahora está trabajando como misionera en su país natal.
La mujer, que creció en una familia musulmana, dijo que siempre sintió que había algo que faltaba en su vida. Comenzó a investigar otras religiones y finalmente encontró el cristianismo.
“Cuando leí la Biblia, me di cuenta de que era la verdad”, dijo. “Me sentí tocada por el amor de Dios y supe que quería seguirle”.
La conversión de la mujer fue un momento difícil para ella. Su familia la repudió y la expulsó de su casa. También enfrentó amenazas y acoso de las autoridades iraníes.
Sin embargo, la mujer dijo que está decidida a seguir a Cristo, incluso a riesgo de su propia seguridad.
“Sé que lo que hago es peligroso”, dijo. “Pero no puedo guardar silencio sobre el amor de Dios. Tengo que compartirlo con los demás”.
La mujer ahora está trabajando con una organización misionera que ayuda a los cristianos perseguidos en Irán. Ella viaja por el país, compartiendo su testimonio y ayudando a otros a encontrar a Cristo.
“Sé que no soy la única cristiana en Irán”, dijo. “Hay muchos otros que están siendo perseguidos por su fe. Quiero ser una voz para ellos y mostrarles que no están solos”.
La conversión de la mujer es un testimonio del poder del Evangelio. A pesar de la persecución, ella está decidida a seguir a Cristo y compartir su amor con los demás.
